Endoscopía Digestiva Alta / Gastroscopía

 


La endoscopía digestiva alta, también conocida como gastroscopía, es un procedimiento médico esencial en la gastroenterología. Este examen implica el uso de un endoscopio, un tubo flexible con una cámara, menor a un centímetro de diámetro, para visualizar el interior del esófago, el estómago y el duodeno, proporcionando imágenes detalladas que son cruciales para el diagnóstico y tratamiento de diversas afecciones gastrointestinales. El procedimiento se realiza bajo sedación (anestesia superficial) administrada por un anestesiólogo, habitualmente con una solución intravenosa, por lo que no es incómodo o causa algún malestar. Le damos una visión general sobre qué es la gastroscopía, su propósito y cómo se lleva a cabo.

La gastroscopía se realiza frecuentemente para evaluar síntomas como dolor abdominal superior, náuseas, vómitos, dificultad para tragar, indigestión crónica, la anemia por deficiencia de hierro de origen desconocido, síndromes de malabsorción, el seguimiento de pólipos o masas previamente identificadas o sangrado gastrointestinal. También es útil para diagnosticar condiciones como úlceras gástricas, gastritis, enfermedad por reflujo gastroesofágico y tumores en el tracto gastrointestinal superior. Este procedimiento también es esencial en la vigilancia de pacientes con antecedentes de cáncer gástrico o enfermedades pre-malignas como la metaplasia intestinal en esófago (Esófago de Barrett) o del estómago. Se utiliza igualmente para investigar síntomas atípicos o inespecíficos, como la dispepsia crónica sin causa aparente, ofreciendo así un enfoque diagnóstico más amplio y completo.

Las revisiones regulares mediante gastroscopía son cruciales, especialmente para personas con síntomas persistentes o aquellos con riesgo de enfermedades gastrointestinales. Se realiza para el seguimiento de pacientes con enfermedades crónicas gastrointestinales, como la enfermedad celíaca o la esofagitis eosinofílica. Estos exámenes pueden prevenir complicaciones graves al detectar y tratar a tiempo condiciones como úlceras sangrantes o cáncer en etapas tempranas. Estas evaluaciones regulares son fundamentales para ajustar los tratamientos y prevenir el avance de las enfermedades.
La gastroscopía es vital en la vigilancia a largo plazo de enfermedades crónicas como la enfermedad de Barrett, donde el monitoreo regular puede identificar cambios precancerosos, permitiendo intervenciones oportunas. Igualmente, en pacientes con antecedentes familiares de cáncer gástrico, la gastroscopía periódica es fundamental para la detección precoz.

La gastroscopía ha experimentado avances significativos, incluyendo mejoras en la calidad de imagen del endoscopio y técnicas como la endoscopía con cápsula y la enteroscopía de doble balón. Estos avances han mejorado la precisión diagnóstica y ampliado las posibilidades de tratamiento, como la resección endoscópica de tumores y el tratamiento de hemorragias. Además del diagnóstico, se pueden tomar biopsias de tejido para su estudio con microscopio, detener hemorragias activas por úlceras, várices, congestión de la mucosa, malformaciones vasculares, dilatación de estenosis esofágicas o gástricas, colocación de stents en casos de obstrucciones, revisiones del estómago previas a cirugía por bariátrica, entre otros muchos procedimientos.


Los avances recientes incluyen la incorporación de la cromoendoscopia, que utiliza tintes especiales para resaltar patologías en la mucosa, y la endoscopía de alta resolución, que ofrece imágenes más detalladas para una mejor identificación de lesiones pequeñas o tempranas. La gastroscopía también se ha expandido en su alcance terapéutico, incluyendo procedimientos como la ablación endoscópica para lesiones precancerosas y la extracción de cuerpos extraños.

Según estudios, la gastroscopía ha contribuido significativamente a la reducción de la mortalidad por cáncer gástrico mediante la detección temprana y extirpación de lesiones precancerosas como los pólipos adenomatosos. La precisión diagnóstica de este procedimiento ha mejorado la calidad del tratamiento de enfermedades gastrointestinales superiores y disminuido significativamente la incidencia y mortalidad del cáncer gástrico y esofágico.


La práctica de la gastroscopía ha tenido un impacto significativo en la disminución de la incidencia de complicaciones gastrointestinales superiores, como hemorragias gastrointestinales y perforaciones. Los estudios demuestran que la detección y el tratamiento tempranos de afecciones como la úlcera péptica han mejorado los resultados clínicos y reducido la necesidad de intervenciones quirúrgicas.
La gastroscopía es una herramienta indispensable en la medicina moderna, proporcionando información vital para el diagnóstico y tratamiento de diversas enfermedades gastrointestinales. Su continua evolución y las mejoras tecnológicas están ampliando las fronteras de lo que es posible en el cuidado de la salud gastrointestinal.

 

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